martes, 26 de julio de 2011

Los Hombres Ciegos y el Elefante





En la India, vivían seis hombres ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era el más sabio. Para demostrar su sabiduría, exponían sus saberes y ocurrencias y luego decidían entre todos quién era el más convincente.

Un dia, discutiendo acerca de la forma exacta de un elefante, no conseguían ponerse de acuerdo. Las posturas eran opuestas y como ninguno de ellos había podido tocar nunca un elefante, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y de este modo poder salir de dudas.

Puestos en fila, con las manos en los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva. No habían andado mucho cuando de pronto, al adentrarse en un claro, se dieron cuenta que estaban al lado de un gran elefante.

Los seis ciegos estaban llenos de alegría, y se felicitaban unos a otros por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema y decidir cuál era la verdadera forma del animal. 



El primer hombre ciego alargó sus manos frente a él y tocó el inmenso lado del animal. “Este elefante es como una pared alta y fuerte,” dijo el ciego.
El segundo hombre, quien estaba parado cerca de la cabeza del elefante, puso sus manos en uno de los largos y filudos colmillos. “¿Una pared? ¡No! Yo diría que es más como una lanza.”
El tercer hombre abrazó una de las patas del elefante con ambos brazos. “No quisiera contradecirlos,” dijo, “pero estoy seguro que el elefante es como un árbol.”
El cuarto hombre por casualidad tocó la oreja del elefante. “Todos ustedes están equivocados,” dijo él. “El elefante es en realidad muy parecido a un abanico.”
El quinto hombre estaba parado él solo por el otro extremo del elefante. Y por casualidad cogió la cola del animal. “Yo no entiendo esta confusión,” dijo él. “Estoy seguramente correcto al decir que el elefante es como una soga.”


Bueno, este elefante era un poco juguetón, así que le hizo cosquillas al sexto hombre con su trompa. El hombre, asustado, apartó lejos de si la trompa, y dijo temblando, “¡Por favor manténganse en calma pero les juro que el elefante es en realidad una culebra muy grande!”
“¡Tonterías!” dijeron los otros. Aún así, todos se fueron alejando calladamente, y nunca hicieron el esfuerzo de pensar en conjunto lo que verdaderamente es un elefante.


Buda utilizó esta parabola para describir las luchas sectarias y finaliza la historia de los ciegos comparándolos con predicadores y estudiosos que son ciegos e ignorantes y tienen sus propios puntos de vista: "Muy similares son estos predicadores y estudiosos que sostienen sus diversos puntos de vista mientras se encuentran ciegos y no perciben lo que les rodea.... En su ignorancia ellos son peleadores y discutidores por naturaleza, cada uno de ellos sosteniendo una idea distinta de la realidad." Luego Buda recita el siguiente verso:
O como se aferran y discuten, algunos que sostienen
Ser honorables predicadores y monjes!
Para, discutir, cada uno se aferra a su punto de vista.
Este tipo de hombres solo ven un lado de las cosas.

Mi interpretación en un sentido mas amplio seria la de que la realidad es algo muy distinto o al menos queda limitado por lo que percibimos con nuestros sentidos y depende de tantos factores externos, objetivos y subjetivos, que de hecho se podría decir que la realidad no existe tal y como la percibimos en un momento determinado. Es sin duda una interpretación que nosotros hacemos y por lo tanto sujeta a cambio.



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